No somos una generación espontánea
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NOS CONECTAMOS A LOS ANCESTROS

Traemos una información ancestral no somos una generación espontánea.
Entonces esta información que nos envuelve, ¿Cómo poder aclararla y ponerla en orden?

Porque con tanta información de los sistemas familiares hay un desorden inconsciente en el que no sabemos quien tiene un lugar especifico en el sistema, porque de el no se habla nunca.

Entonces las constelaciones familiares son un método para traer a la memoria del alma a aquellos que han sido excluidos, olvidados porque ha habido muchísimo dolor alrededor de su vida o de su muerte.

Entonces ¿como funciona poner orden en este desorden inconsciente que nosotros expresamos en cada sistema familiar?
Porque esto es para todos y lo que ha estado desordenado lo que no se concluyo en su tiempo sigue repitiendose.

En el alma del sistema familiar, en la informacion que moldea el sistema familiar no hay un orden en la memoria del propio sistema no nos hemos dedicado a ordenar.
– Tu abuelo fué así, tu abuelo hizo esto, murió por esto y aun así dejó esto…. etc..

Y generalmente no se ha hecho esto por miedo al dolor, entonces es mas fácil olvidar, enojarse o hasta maldecír para no enfrentarse al dolor.

Y ante esto Bert Hellinger a través de este método de las constelaciones familiares descubre estas dinámicas que son básicas en los sistemas familiares, que el llama los ordenes del amor.

EL PRIMER ORDEN ES: 

PERTENEZCO

La pertenencia al sistema familiar, que ya esta marcada desde nuestro inicio, desde el inicio de la consepción, sino hay un lugar en el útero, sino hay una pertenencia, no podemos crecer, ni desarrollarnos, desde ahí, necesitamos un lugar. Pertenecemos al útero de nuestra madre y a nuestro padre y pertenecemos a ambas familias de nuestro sistema familiar, pertenecemos a lo que  viene del sistema del padre y lo que viene del sistema de la madre que se conjunta en nosotros.

Es tan obvio y que muchísimas veces olvidamos, esta pertenencia la cuestionamos muchísimo en la familia, somos como la punta de un triángulo, atrás mamá y papá y yo como punta de lanza enviándome a la vida.

Negociamos con la pertenencia cuando la pertenencia es algo inherente.

Pertenecemos al sistema familiar lo veamos o no lo veamos, nos guste o no nos guste. Una vez establecidos los vínculos, los vínculos permanecen por siempre, la relación puede acabar, pero no el vínculo.