El que ayuda no juzga

El trabajo de Constelaciones Familiares une aquello que antes estaba separado. En este sentido se halla al servicio de la reconciliación, sobre todo, con los padres.
A ella se opone la distinción entre miembros buenos y malos de la familia, tal y como la establecen muchos ayudadores bajo la influencia de su conciencia y de la opinión pública, igualmente condicionada por los límites de dicha conciencia. Así, por ejemplo, cuando un cliente se queja de sus padres o de las circunstancias de su vida o de su destino, y cuando el ayudador adopta como propia esta visión del cliente, más bien se encuentra al servicio del conflicto y de la separación que de la reconciliación. Por tanto, la ayuda al servicio de la reconciliación sólo es posible para quien inmediatamente da un lugar, en su corazón, a la persona de la cual el cliente se queja. De esta manera, el ayudador anticipa aquello que el cliente aún tiene que lograr.
El quinto orden de la ayuda sería, pues, el amor a toda persona tal como es, por mucho que se diferencie de mí. De esta manera, el ayudador abre su corazón para el otro. Se convierte en una parte suya. Y lo que se ha reconciliado en su corazón, también puede reconciliarse en el sistema del cliente.
El desorden en la ayuda sería aquí juzgar al otro; en la mayoría de los casos esto equivale a una sentencia, y la consecuente indignación desde la moral.
Quien realmente ayuda, no juzga.
Bert Hellinger – Los órdenes de la ayuda
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