¿QUE SON LAS CONSTELACIONES FAMILIARES?
SOMOS UN COLLAGE DE HISTORIAS Y ADN DE NUESTROS ANTEPASADOS
Aceptamos la herencia física pero se nos dificulta admitir que la vida emocional de nuestros ancestros, también es nuestra y corre por nuestras venas.
Así es, estamos entretejidos con todos. Lo inacabado recae sobre nuestros hombros y lo heredamos a nuestros descendientes como tarea hasta que alguien finalice ese pendiente. Cabe notar que, no sólo transmitimos, todo nuestro trabajo es resonante en el presente, pasado y futuro, en otras palabras; tiene repercusión sobre los muertos. Así es, nosotros los aún vivos y nuestros antepasados muertos, estamos interconectados.
¿Por qué sirven las constelaciones sistémicas?
Las Constelaciones Sistémicas “develan” o traen a la luz de la conciencia vínculos, emociones y roles que están jugándose sin ser reconocidos abiertamente en su dimensión sistémica (o familiar).
Funcionamos ciegamente a esos lazos invisibles que nos bloquean y no nos permiten realizarnos en los ámbitos ya sea de pareja o laborales, activamos los disparadores de violencia que como anclas no nos dejan avanzar, bloqueos impedimentos que nos ciegan y se vuelven actitudes repetitivas.
Las Constelaciones fueron desarrolladas por Bert Hellinger como método fenomenológico basado en la teoría de los sistemas y en las leyes que él llamó Órdenes del Amor.
Se aplican a nivel individual o grupal para restablecer el orden que es necesario para que el amor pueda fluir en los sistemas humanos. Permite mostrar en una imagen aquello que el lenguaje no alcanza a expresar: las dinámicas ocultas en las familias, secretos familiares ocultos, integrantes familiares excluidos se sacan a la luz para ser sanadas no sólo en la persona que trabaja, sino también en los otros miembros de la familia.
Una vez que se muestra el desorden, la misma configuración puede encaminarse hacia una solución en la cual reine paz y armonía para todos los miembros del sistema familiar.
Es una herramienta de diagnóstico e intervención muy recomendable para destrabar procesos que una vez esclarecidos permite su abordaje y desenvolvimiento para sanidad y crecimiento de la persona.
LAS FUERZAS DEL AMOR
Brigitte Champetier de Ribes
Fuerzas universales tan contundentes e inexorables como la fuerza de la gravedad. La armonía en nuestras vidas nace del respeto de esas fuerzas del amor. La primera, que incluye a las otras tres, es también la más exigente: es el asentimiento a todo tal cual es.
Amar es aceptar incondicionalmente la vida dada por nuestros padres.
La primera fuerza va totalmente unida a la segunda, digamos que la presupone: la segunda fuerza del amor es el orden. “La vida dada por nuestros padres” reconoce que esta vida existe porque, y únicamente por ese motivo, somos los hijos de estos padres.
La primera fuerza va totalmente unida a la segunda, digamos que la presupone: la segunda fuerza del amor es el orden. “La vida dada por nuestros padres” reconoce que esta vida existe porque, y únicamente por ese motivo, somos los hijos de estos padres.
La segunda fuerza del amor es por lo tanto el respeto de la dimensión espaciotemporal de nuestras vidas, es decir el respeto a ciertas prioridades: La prioridad de la jerarquía natural: el lugar ocupado depende del momento de nuestra entrada en la vida, ni la herencia ni los méritos propios nos permiten decidir qué lugar ocupar. El individuo que está antes tiene prioridad sobre el que viene después.
La tercera (aunque no hay orden entre las fuerzas) fuerza del amor dice que todos pertenecen por igual independientemente de sus actos. Su movimiento es el de la inclusión y del respeto de la diferencia: todos son distintos y tienen el mismo derecho a pertenecer.
Y la cuarta es la de la compensación, o equilibrio, entre ganancias y pérdidas o equilibrio entre dar y recibir. Nos habla de nuestra estructura energética, enteramente hecha de polaridades. Esta fuerza es la que fusiona todos los opuestos en un gran movimiento de creación de energía. Fundir lo dual en una unidad crea energía y abre a algo nuevo; esta fuerza está al servicio del Vacío creador.
Brigitte Champetier de Ribes
Tomado del libro: Las Fuerzas del Amor