LAS FUERZAS DEL AMOR FUERZAS UNIVERSALES
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LAS FUERZAS DEL AMOR FUERZAS UNIVERSALES QUE NOS DIRIGEN HACIA CAMBIOS PERMANENTES
Aceptación: Amar es aceptar ¿Qué rechazo?
Orden: Aceptar la vida concreta que se tiene. ¿A quién he quitado su lugar?
Inclusión: Todos tienen el mismo derecho a pertenecer. ¿A quién excluyó?
Equilibrio: Equilibrio entre dar y recibir. ¿Doy demasiado? ¿Pido demasiado?

Asentimiento:
Es la primera fuerza, indispensable para poder observar todas las demás. En lenguaje común asentir, es como si nos dijéramos “esto es lo que hay” y ahora, “qué hacemos con esto”?. La respuesta, desde la mirada sistémica/fenomenológica/transgeneracional es: ordenar nuestras vidas poniendo en práctica, día a día, las Fuerzas del Amor.
Sí a lo que hay. Es el mayor paso de crecimiento y permite que la energía fluya. Cuando digo “no” esa energía se frena y se acumula; bloquea lo que se está produciendo impidiendo su camino hacia la meta. Al pronunciar nuestro “si”, asintiendo a todo como es y a todo como fue estamos en la rendición. Salimos de las polaridades, del juicio y las preferencias y, por tanto, nos orientamos hacia la reconciliación.

Pertenencia
“Es el orden del amor mayor. Todos tenemos el mismo derecho a pertenecer. A todo. Todos pertenecemos
a todo. Primero hay que pertenecer y agradecer lo que nos permite existir; después avanzar”. Para el amor del espíritu no existe ni más ni menos pertenencia, ningún derecho mayor o menor a pertenecer; todos los miembros de un sistema tienen derecho a pertenecer, hayan hecho lo que hayan hecho. Si ya hemos cumplido la primera ley y hemos asentido a todos como son o como fueron y a todo como es o como fue, reconocer esta pertenencia resultará más fácil. Esta ley implica la aceptación y respeto por las diferencias y, por tanto, el reconocimiento y la inclusión de todos. En síntesis, podemos concluir que la pertenencia es la fuerza de la conexión con el amor del espíritu, que nada excluye, que todo lo abarca. La pertenencia es el movimiento que lleva todo lo separado hacia la unificación.

Jerarquía
Esta fuerza u orden está dada por la dimensión espacio-temporal, en concordancia con las leyes de la energía, ya que somos energía materializada.La dimensión tiempo marca el momento de llegada de cada uno, que otorga una jerarquía natural. El que llegó antes es mayor. La dimensión espacio define el lugar que nos da la vida, el que debemos ocupar de acuerdo al orden de llegada, que fue marcado por el tiempo.
La ley de jerarquía se da en esta dimensión a la que pertenecemos durante nuestra vida que, como dijimos, marca el lugar único e irrepetible que corresponde a cada uno. En consecuencia, delimita ese lugar de pertenencia y ejerce influencia en sus relaciones con los demás. Si uno no respeta la jerarquía natural, no ocupará el lugar que le corresponde y la consecuencia será una pérdida de fuerza para vivir su vida de la mejor manera, respetándose y respetando a todos los miembros de su sistema familiar. Lo mismo se aplica a los demás sistemas a los que pertenecemos.

Equilibrio entre dar y tomar
Es el orden de las polaridades, de los opuestos. Existe para que los opuestos se equilibren y se fundan. Las polaridades están al servicio del crecimiento y la transformación. Sabemos que somos energía materializada. Toda energía está formada por dos partículas, protón y electrón; dos polaridades que cuando se unen crean energía.
Si aplicamos estos conceptos al tema que estamos tratando, podemos concluir que para que exista una energía sana e impulsora de nuestras vidas debe producirse un equilibrio entre las polaridades y así comprenderemos que, para que la vida fluya en el amor debe existir un equilibrio entre la polaridad dar y tomar, ya que todo desequilibrio interfiere, frena el flujo de esa energía; y todo desequilibrio conlleva malestares, dificultades y consecuencias.

El equilibrio entre dar y tomar facilita el orden en el sistema; si damos más de lo que tenemos o tomamos más de lo que necesitamos se produce un desorden en la relación. “Es necesario equilibrar el dar y recibir amor y equilibrar el hacer y recibir daño para que la vida fluya. Equilibrar dar y recibir amor significa devolver el amor recibido, si queremos permanecer libres. O un poco más de lo recibido, si queremos que la relación continúe…Para equilibrar hacer o recibir un daño, la víctima compensa devolviendo el daño, pero un poco menos, por amor, en vez de meterse en la buena conciencia de la venganza o en el desprecio al perpetrador. El perpetrador compensa lo que ha hecho asumiendo su culpa y reparando el daño cometido, en vez de caer en la expiación.”  Si recibimos algo bueno, devolvemos un poco más y así se potencia y crece el amor. Si recibimos algo negativo, por ejemplo una ofensa, practicamos el equilibrio devolviendo lo recibido, un poco menos. Dar amor sólo en la medida en que el otro sea capaz de devolverlo y compensar el hacer o recibir un daño para restablecer el equilibrio.
Esto, a veces, es difícil de asimilar. ¿Cómo voy a devolver un daño?. Comprendiendo que es necesario conservar el equilibrio, que también eso es actuar con amor, sin sentirse superior al despreciar al otro, ni entrar en la repetición a la que nos incita el campo morfogenético de la conciencia moral, que nos empujará a la venganza. Devolver el daño, un poco menos, no es venganza, es un equilibrio que permitirá la continuidad de esa relación. Si no se equilibra, algún descendiente imitará esa situación y deberá compensarla. Si comprendemos que el culpable también es fiel a su sistema (sea que haya hecho o recibido un daño), tomándolo tal como es podrá iniciarse el movimiento de reconciliación que permitirá y producirá que el amor vuelva a fluir en ese sistema.

Las Fuerzas del Amor Brigitte Champetier de Ribes
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