La Enfermedad de Complacer a los Demás – Parte 1
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Como millones de personas, tal vez usted padezca este problema tan común y tan dañino. Para muchos, todo puede empezar con la intención genuína y generosa de hacer felices a los demás.

Sin embargo, esta aparentemente inofensiva disposición a ser siempre amable, es decir, dar prioridad a los intereses de otros y complacerlos de una forma compulsiva poniendo en peligro la propia salud y felicidad, puede desembocar rápidamente en un grave síndrome psicológico con consecuencias físicas y emocionales de gran alcance.

Aqui se le ofrece un revelador cuestionario con el que podrá descubrir si es usted una persona complaciente y de qué tipo es. Luego, la doctora Breiker le propone un plan de acción en 21 días para comprender y curar la enfermedad de complacer a los demás.

Sea capaz de decir “no” a personas y situaciones en las que antes decía “sí”.

  • No trata sobre aquellas personas que son habitualmente amables y a veces se exceden al intentar que otros sean felices. La enfermedad de complacer a los demás es en verdad un problema psicológico que debilita a la persona que lo padece y que tiene consecuencias graves y de largo alcance.
  • Las causas se dividen en tres grupos principales: los esquemas mentales o formas distorsionadas del pensamiento, los hábitos o conductas compulsivas y los sentimientos o emociones que despiertan temor.
  • La conducta compulsiva se produce por la evitación de las emociones temidas y está soportada por un pensamiento distorsionado y defectuoso.
  • Usted mide su autoestima y define su identidad basándose en lo que hace para otras personas, cuyas necesidades insiste en anteponer a las propias.
  • Cuando usted tiene los esquemas mentales de una persona complaciente, cree que siendo amable se protegerá del rechazo de los demás y de posibles daños.
  • Las personas complacientes cuya enfermedad está esencialmente causada por una conducta habitual se sienten compulsadas a ocuparse de las necesidades de los demás a expensas de las propias.
  • Las personas complacientes cuyo síndrome está causado principalmente por la evitación de sentimientos incómodos que provocan temor pertenecen al tercer tipo.
  • Mientras la mayoría de las personas complacientes pueden identificar una causa dominante, es importante recordar que la enfermedad de complacer a los demás se compone de los tres lados del triángulo.
  • Complacer a los demás es un problema curioso. A primera vista, ni siquiera parece ser un problema.
  • Definir a una persona como “complaciente” es una forma muy dulce de calificar lo que para muchos representa un grave problema psicológico.
  • El dilema es que permanecer tan atento a las necesidades reales de los otros implica que usted haga oídos sordos a su propia voz interior que puede estar intentando protegerlo para que no se extienda demasiado en sus atenciones y se aleje de sus propios intereses.
  • Al ser usted tan amable otras personas pueden manipular y explotar su buena disposición a complacerlos.
  • Usted evita criticar a los demás para no ser criticado.
  • En el núcleo de su amabilidad existe un profundo miedo a las emociones negativas.
  • Si no es capaz de expresar los sentimientos negativos, sus relaciones simplemente perderán su autenticidad.
  • La evitación de los conflictos no es un ingrediente de las relaciones satisfactorias; por el contrario, es un síntoma grave de las relaciones conflictivas.
  • Las emociones negativas entre las personas son inevitables y usted debe aprender a expresarlas efectivamente.
  • Los sentimientos negativos reprimidos pueden emerger en forma de migrañas o jaquecas, dolor de espalda, dolor de estómago, alta tensión o una amplia variedad de síntomas relacionados con el estrés.
  • Diversos tipos de modelos mentales: modelos de pensamiento, creencias, reglas auto impuestas, expectativas relacionados consigo mismo y con los demás, valoraciones del concepto de sí mismo y de su autoestima y, lo que es más peligroso, los modos de procesar todos los datos del pensamiento.
  • Si usted se siente rechazado o herido, lo atribuye a que no ha sido lo suficientemente amable.
  • Su pensamiento está contaminado y distorsionado debido a exigencias y obligaciones erróneas formuladas mediante expresiones que incluyen el término “debería”.

 MANDAMIENTOS DE LAS PERSONAS COMPLACIENTES:

    • Siempre debería hacer lo que quieren, esperan o necesitan los demás
    • Debería atender a todos los que me rodean independientemente de que me pidan que los ayude.
    • Debería escuchar en todo momento los problemas de todo el mundo e intentar resolverlos.
    • Debería ser siempre amable y no herir los sentimientos de los demás.
    • Siempre debería dar prioridad a las otras personas.
    • Nunca debería decir “no” a nadie que me necesite o que me pida algo.
    • Nunca debería desilusionar a nadie ni abandonar en ningún sentido a los demás.
    • Siempre debería sentirme feliz y optimista y jamás demostrar ningún sentimiento negativo.
    • Debería intentar complacer a los demás y hacerlos felices en toda ocasión.
    • No debería agobiar a los demás con mis necesidades o problemas.
    • Debería cumplir todas estas expectativas definidas por los términos debería y no debería completa y perfectamente.

LOS SIETE  “DEBERIAN”  MAS DAÑINOS:

    • Las otras personas deberían apreciarme y quererme por todo lo que hago por ellas.
    • Las otras personas deberían aprobar lo que hago, porque me esfuerzo por complacerlas.
    • Las otras personas jamás deberían rechazarme ni criticarme, porque siempre intento vivir pendiente de sus deseos y expectativas.
    • Las otras personas deberían ser amables y cuidadosas conmigo a cambio de lo bien que yo las trato.
    • Las otras personas jamás deberían herirme ni tratarme injustamente, porque yo soy muy amable con ellos.
    • Las otras personas nunca deberían abandonarme, debido a que me necesitan por todo lo que hago por ellas.
    • Las otras personas jamás deberían enfadarse conmigo, porque haría cualquier cosa por evitar conflictos, enfados o enfrentamientos con ellas.

De acuerdo con el Dr. Ellis, los “neuróticos amables” son criaturas que se perturban a sí mismas y que se siente infelices por el hecho de creer en tres (debería) o (tengo que) principales:

    • Yo tengo que hacer las cosas bien y complacer a los demás o ganarme la simpatía de personas importantes, de lo contrario seré un ser despreciable.
    • Tú debes tratarme amable y dulcemente y aprobar lo que hago, de lo contrario eres mezquino/a y estás equivocado/a.
    • Las circunstancias de la vida deben o deberían ser como yo quiero, de lo contrario la vida es terrible, un desastre o una catástrofe.

Lo único que usted debería hacer en realidad es eliminar la mayor cantidad posible de “debería” de su pensamiento.

Al reemplazar los términos siempre y nunca por un lenguaje más moderado como, por ejemplo, la mayor parte del tiempo, a veces o rara vez, usted evitará gran parte del estrés y la tensión que experimenta ahora al intentar satisfacer tan exagerados requisitos de tiempo.

Aunque como persona complaciente usted aborrece tanto criticar como recibir críticas, puede llegar a ser brutal cuando es usted mismo quien se ataca.

No hay nada inherentemente incorrecto o insano en establecer modelos elevados en diversos escenarios de la vida. Sin embargo, luchar por la perfección es una fórmula que puede desmoralizarlo y que garantiza el fracaso. Por el contrario, empeñarse en la excelencia resulta una buena motivación porque es posible alcanzarla.

Si se asigna a una persona un cierto rasgo de personalidad a una edad temprana, este se transforma en una parte esencial del concepto de sí mismo y dicha etiqueta tendrá un fuerte impacto en sus pensamientos y sentimientos y, por tanto, en su conducta a lo largo de toda su vida.

El término pensamiento mágico se refiere a un esquema mental que no distingue los pensamientos de los actos. En el cálculo conmovedor del pensamiento infantil un deseo es suficiente para convertirse en realidad.
Existen algunas formas de pensamiento mágico que pueden subsistir durante la vida adulta. En particular, cuando los pensamientos proporcionan alivio frente al miedo y la ansiedad pueden sostenerse durante décadas.
La idea de que la amabilidad tiene el poder de protegernos se deriva, por tanto, del pensamiento mágico infantil.

NO ES HUMANO VIVIR CON LA CARGA DE TENER QUE SER AMABLE TODO EL TIEMPO Y CON TODO MUNDO

Está bien no ser amable todo el tiempo.
El mayor problema de creer en el poder protector absoluto de la amabilidad es que no funciona.
Si la vida fuera justa, las cosas malas sólo les pasarían a las personas malas, porque merecen tener problemas y ser desdichadas. La realidad es que las cosas malas también les suceden a las personas amables.
Ser cortés con alguien que lo está utilizando verbalmente como un saco de arena sólo sirve de recompensa para esa conducta abusiva.
La solución reside en reconocer que la persona cuya aceptación usted más necesita es, usted mismo.
Dra. Harriet B. Braiker – Apuntes Breves