Cómo Superar el Síndrome de Víctima
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¿Estás cansado de vivir con sentimientos de sufrimiento, desamparo e impotencia?

Lo más seguro es que tú puedes estar padeciendo el Síndrome de ser una Víctima. El síndrome de Víctima es un término que describe a las personas que utilizan el auto-sacrificio y el sufrimiento para controlar o manipular el medio que les rodea. A menudo el que lo padece, también padece “sentirse atrapado en una mentalidad de víctima”, con la consiguiente sensación de impotencia.

1-  No sigas aguantando tu sufrimiento. En una situación dada de sufrimiento se pueden incluir algunas o todas de las siguientes causas: la culpa, un sentimiento de indignidad, el miedo al cambio, miedo a los conflictos, incapacidad para ver opciones o alternativas, terquedad, o creer que la vida tiene que ser difícil por naturaleza. Estas creencias pueden provocar el resentimiento, la ira o la depresión. Dejar de sufrir es análogo a ir al cuarto de baño. No hay sentimientos de culpa, indignidad, miedo a la ayuda, y ciertamente no obstinarse sobre ir al baño. Cuando te sientes suficiente molesto, tú te vas al baño. Contempla tu resignación al sufrimiento de la misma manera. La ayuda es posible, es una buena cosa, y tú eres digno de ella.

2-  Identifica los “beneficios”. Con tu resignación al sufrimiento deberías hacer sentirte que has ganado algo. ¿Es la simpatía, -esa que no disfrutas-? ¿Es el ruego compasivo lo que te hace sentirte importante y especial para ellos? ¿Es un sentimiento de “nobleza perdida”, es decir, la sensación de que tú eres ligeramente superior a los demás, a pesar de tu dolor, simplemente porque tú tienes que asumir estas cargas? En algún lugar, de alguna manera, tienes la idea de que tu dolor te proporcionará alguna ventaja. Esfuérzate seriamente en ser objetivo, y analiza lo que ganas cada vez que actúas como un mártir.

3-  Deja de esperar de ser recompensado por tu sufrimiento. ¿Sientes que tienes la obligación de “ganarte” la alegría luchando primero? Algunas personas creen que cuanto mayor sea el obstáculo, más dulce será la recompensa. Es posible que te dejes llevar, y sólo te permitas disfrutar a ti mismo de la vida después de haber sufrido o luchado hasta un cierto punto. Si te encuentras atrapado en este estado de ánimo, piensa en los momentos de tu vida (especialmente de la infancia), cuando experimentaba alegrías sin sufrimiento.

4-  Examina tus creencias y pensamientos. El martirio está estrechamente asociado con muchas de las religiones del mundo, en el sentido de que hay personas que sufren y mueren por sus creencias. ¿Cuáles son las creencias por las que tú estás sufriendo? ¿Estás tratando de estar a la altura de un modelo imposible? ¿Te exiges la perfección a ti mismo? ¿Te sientes culpable? ¿Crees en tu “crítico interior”? Una buena pregunta que te puedes hacer tú mismo, a lo largo del día es, “¿estoy disfrutando de lo que estoy haciendo ahora?. Si no es así, ¿por qué lo estoy haciendo?” La mayoría de tus respuestas, probablemente sonarán como lo siguiente: “es porque quiero … “ o “porque creo que yo debería …”.

5-  Deja de culparte, justificarte y quejarte. Cada vez que culpas a otras personas o a las circunstancias externas, evitas tener responsabilidades para hacer frente a las cosas como son. Cada vez que justificas tu posición o pones excusas, te estás justificando para quedarte pegado donde estás. Cada vez que te quejas de una situación, te estás centrando en circunstancias que tú no puede cambiar, en lugar de en cosas que sí puedes cambiar.

6-  Asume responsabilidad. Independientemente de las razones por las que estás en la situación en la que te encuentras, asume la responsabilidad de tratarla como es ahora. Pregúntate a ti mismo: “¿Qué hago yo que contribuye a agravar el problema?” y “¿Qué puedo hacer yo para que la situación mejore?”. Por ejemplo, si tú crees que alguien en la casa no hace la parte de los quehaceres de la casa que le corresponden, te pones a hacerlos o a limpiar después de él, porque no puedes soportar ver el desorden, y/o puedes haber expresado tu descontento solo con indicaciones o advertencias pasivo-agresivas, fácilmente ignorarles. Ambas cosas han permitido a la otra persona a continuar en su comportamiento, y si sus acciones te molestan, es porque tú las has permitido.

7-  No tengas miedo de cambiar tu comportamiento. Pregúntate qué medida puedes tomar ahora mismo para mejorar la situación. Incluso si lo que adelantes es un paso muy pequeño, es el avance y la puesta en marcha de pequeños pasos juntos, lo que hace avanzar y construye el impulso para un cambio positivo. El miedo al cambio es realmente el temor a las consecuencias del cambio. Sólo se produce crecimiento personal mediante el cambio. Las consecuencias del cambio son raramente lo que nos imaginamos que serán. Tú puedes tener miedo a “cambiar las cosas como están ahora”, (como muchos mártires hacen a menudo), para evitar molestar a los demás, y así evitar el enfrentamiento. Tienes que estar dispuesto a decepcionar a la gente. Hay una canción que dice, “tienes que aprender a dejar ir las cosas, a empezar a vivir sin miedo, a estar dispuesto a caer, hay tanto amor aquí …”. Es un buen consejo. Tú no puedes hacer feliz a todos todo el tiempo. No lo intentes.

8-  Aumente tu autoestima. Refiriéndose a la autoestima, el experto Dr. Nathaniel Branden, dice “la autoestima es nuestra experiencia, en ser competente para hacer frente a los desafíos básicos de la vida, y de ser digno de ser feliz”. Concéntrate en las cosas que tú puedes hacer para mejorar la situación. Cuando te concentre en posibles soluciones, tenderás a encontrar soluciones; entonces, a continuación, toma medidas. Cuando tú actúas, el próximo paso que debas dar, normalmente se revelará por sí mismo. Repitiendo este comportamiento, empezarás a construir confianza en ti mismo, y empezarás a sentirse competente para hacer frente a los desafíos básicos de la vida.

9-  No esperes más a que te lean el pensamiento, o adivinen lo que tú quieres. Si los demás tenían claro hasta ahora que tú no querías más de lo que tienes, ahora deberías hacer algo para que se enteren. Con ilusiones nunca se resuelve el problema. Las buenas habilidades de comunicación conllevan tanto hablar como escuchar. Es necesario averiguar si la otra persona es consciente de cómo te sientes tú, y lo que quieren y esperan. También es necesario que ellos tengan la oportunidad de expresar qué es lo que quieren y esperan. Una simple conversación puede aclarar un malentendido. También es posible que la otra persona no quiera lo mismo que usted desea, o peor, que no le importe. Es importante saber cómo son realmente las cosas, para que podamos hacer frente a la realidad en lugar de imaginaciones malentendidas. Lo que se necesita saber es a qué atenerse y actuar en consecuencia. Incluso si la otra persona no se preocupa de la cuestión tanto como tú, probablemente puedas negociar una situación mejor para ti de la que tienes actualmente.

10-  Aprende a establecer fronteras efectivas. Cada vez que dices SI cuando quieres decir NO, cometes un acto de traición contra ti mismo. Tú puedes aprender a decir que NO educadamente y con respeto, y negarte a hacer lo que la gente quiere que hagas tú. Antes de que tú estés de acuerdo con la petición de otro, pregúntate si tú quieres realmente hacer lo que te están pidiendo, y considera cómo te sentirás después de hacer lo que el otro desea ¿Cómo te encontrarás? ¿Vas a sentirte bien por tu altruismo y sacrificio, o te sentirás amargado por haber sido utilizado una vez más? Considerando las consecuencias para ti y para los otros, actúas pues en consecuencia.

Consejos

  • Si no puedes encontrarlo dentro de ti para que tú mismo te des permiso, dile a un amigo que te ayude a ello. Si no puedes hacer eso, contrata a un especialista que puede trabajar contigo, te guíe, y te ayudará a ir tomando responsabilidad.
  • Si vas tomando medidas y haciendo frente a tus desafíos, incrementarás tu autoestima y crecerás con la confianza de que podrás ir manejando las consecuencias del cambio.
  • Deja de intentar ser perfecto. Por el contrario, aspira sólo a ser mejor que tú mismo el día anterior. Nadie es perfecto. Está dentro de lo normal cometer errores. Corrige el error y sigue adelante.
  • Trata de imaginar una vida sin sufrimiento alguno; ¿te sentirías instantáneamente indigno, como si esa vida no estuviera “permitida” para ti? En el centro de esa creencia podría estar tu creencia en la demora en la gratificación . Un buen remedio para esto sería aprender “a vivir el momento”.
  • Da el primer paso. Date cuenta de que hay alternativas. Habla con un amigo en el que confíes. Entrénate. Recibe asesoramiento. Llámanos y comienza una vida diferente con nuevas oportunidades de cambio.

CONSTELACIONESTX@GMAIL.COM
ANA LILIA HERNAN M.  PARA CITAS: 832-525-6065

Tomado de:
es.wikihow.com