La Dopamina en el Cerebro Determina el Miedo y la Valentía
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La timidez, el miedo, la extroversión y el valor en las personas está determinado por la cantidad de dopamina que hay en el cerebro, según un estudio realizado por investigadores de la Clínica Universitaria Charité.

LA DOPAMINA DETERMINA SI SOMOS MIEDOSOS O NO.

¿Qué determina que una persona ande por la vida segura de sí misma y sin miedos? Investigadores alemanes realizaron un estudio que arroja las claves sobre lo que provoca miedo o valor en una persona. Se sabe que la dopamina, una sustancia neurotransmisora, estimula o frena la actividad de las células nerviosas en el cerebro. Como resultado, esta sustancia es importante para el aprendizaje, la memoria, la curiosidad y la motivación. Si hay poca dopamina en algunas áreas del cerebro la comunicación entre las células nerviosas se interrumpe o se trastorna, como ocurre en la enfermedad de Parkinson, provocando a las personas que la padecen una pérdida en el control de sus músculos.

Según el estudio realizado por un equipo de investigadores de la Clínica Universitaria Charité de Berlín, las personas con una elevada concentración de dopamina en la amígdala cerebral (Corpus amygdaloideum), un área en el cerebro que participa en el procesamiento emocional, reaccionaron con más miedo y estrés que aquellas personas con una menor concentración de dicha sustancia.

El estudio, conducido por el psiquiatra Andreas Heinz, afirma que la cantidad de dopamina en el cerebro muy probablemente decide si la persona es tranquila y confiada en sí misma o si es miedosa y estresada. Los resultados fueron publicados en la revista Nature Neuroscience.

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IMÁGENES DESAGRADABLES
Los científicos mostraron a los participantes del estudio fotografías que provocan emociones negativas o positivas, por ejemplo imágenes de un accidente de coche o de un asalto violento. Paralelamente midieron la actividad de la amígdala cerebral que es causante de sentimientos como el miedo.

“Es sabido que cuando hay sentimientos desagradables la amígdala cerebral se encuentra activa. Ahora pudimos comprobar que la cantidad de actividad en la amígdala cerebral, considerando estímulos negativos, depende de la cantidad de dopamina que almacena”, afirma el investigador Thorsten Kienast, participante en el estudio, en conversación con DW-WORLD. “La cantidad de dopamina es diferente en cada persona” dijo el psiquiatra y psicoterapeuta. Los investigadores utilizaron el método de la tomografía por emisión de positrones (PET), con el que se puede medir la cantidad de dopamina que es absorbida por las células nerviosas y transformada en sustancia transmisora. Este método permitió localizar la sustancia y medirla cuantitativamente.

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Las personas que cuentan con menos dopamina en la amígdala cerebral y una buena comunicación entre amígdala y cíngulo anterior son por lo general el tipo de personas que andan por la vida seguras de sí mismas, que son tranquilas y muestran valor”.

BUENA COMUNICACIÓN CEREBRAL

“Cuando mostrábamos imágenes desagradables la amígdala cerebral estaba en actividad. Cuanto más activa, más dopamina había en la amígdala y más miedo o estrés provocaba en las personas afectadas”, afirma Kienast. Sin embargo en el estudio se constató que hay otro factor que influye en las sensaciones de miedo: la comunicación existente entre la amígdala cerebral y el cíngulo anterior, otra región cerebral. Ambas están interconectadas a través de fibras nerviosas. “Hemos comprobado que ambas regiones se comunican cuando la persona mira imágenes negativas. Cuanto más comunicación hay entre ambas regiones, menos miedo sentían las personas afectadas”, afirma. “Si esas estructuras cerebrales se comunican poco, entonces la persona tiene más miedo”, subraya Kienast.

“La gente que tiene mucha dopamina en la amígdala cerebral y/o una mala comunicación entre ambas regiones por lo general es insegura, miedosa y tímida. Por el contrario, las personas que cuentan con menos dopamina en la amígdala cerebral y una buena comunicación entre amígdala y cíngulo anterior son por lo general el tipo de personas que andan por la vida seguras de sí mismas, que son tranquilas y muestran valor”, explica.

Kienast añade que a través de terapia se puede promover la comunicación de la amígdala cerebral y el cíngulo anterior con lo que las personas afectadas podrían aprender a actuar con menos miedo y a tener una mayor seguridad en sí mismas.

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